La mayoría de los accidentes ocurren en las intersecciones. Los semáforos son una forma de detener los flujos de tráfico en conflicto que ingresan a la intersección al mismo tiempo y pueden reducir el riesgo de colisión.

En las intersecciones señalizadas, se asigna prioridad a los flujos de tráfico en conflicto por separación de tiempo. Se adaptan a un volumen de tráfico muy alto y son relativamente compactos. El diseño de los esquemas de señales debe satisfacer las demandas de capacidad y seguridad. Se necesita un espacio de tiempo adecuado entre las señales verdes de movimientos en conflicto.

Las señales se pueden configurar para que cambien según los tiempos fijos, o se pueden activar según las demandas del tráfico. También es posible vincular una red de intersecciones señalizadas para proporcionar control de la red de carreteras en su conjunto.

Algunas señales se controlan manualmente, pero a menudo esto hace que los tiempos de ciclo sean demasiado largos para la capacidad máxima de la intersección. Esto puede provocar largas demoras y la frustración del conductor, lo que puede conducir a una conducción insegura.

Las intersecciones señalizadas de alta velocidad son aquellas en las que la velocidad del tráfico en cualquiera de los brazos es de 60 km/h o superior. Estas intersecciones requieren una precaución adicional en el diseño, ya que están asociadas con una zona de dilema que dificulta que los conductores se detengan o continúen cuando ven una luz ámbar. Además, la consecuencia de colisiones en ángulo recto o colisiones con usuarios no motorizados suele ser alta debido a la mayor velocidad del tráfico.

Los semáforos deben colocarse de manera que sean muy visibles para los usuarios. La ubicación de los semáforos debe verificarse para minimizar cualquier riesgo de que los usuarios lean la señal incorrecta o malinterpreten las pantallas de señales.